El verano mola. Llegan las vacas, los niños se lo pasan de lujo, los horarios se relajan y hay un montón de cosas que podemos hacer para disfrutar de la vida con más tranquilidad que el resto del año. Se nos ocurren mil ideas, pero aquí te hacemos una lista de las 10 que más no dejan esa sensación de ricura y buenrollismo estival.
Tirarte al agua y salpicar todo lo que puedas
Es tiempo de bañarse, refrescarse en playa o en la piscina. Y sobre todo es tiempo de descontrolar un poquito. ¿Cansado de tanta oficina, de tener que ir bien vestido y con pintas decentes? Es hora de estallar, pero de alegría. Colócate el bañador, olvídate de la operación bikini, y al agua patos. Este verano haz la bomba de tu vida y salpica a todo el que tengas al lado. Nosotros en Waingunga lo practicamos a diario.
Pasar tiempo en familia

Por fin no hay cole y al menos unos días tampoco hay que ir al curro. Por eso merece la pena que aproveches todo lo que puedas con los tuyos. Pasar un día en casa de los abuelos, con los primos en la playa, ir a ver a esa tía que vive en la sierra. Y cómo no, papis y niños siempre en comandita: almuerzos playeros, partidas de parchís, una buena peli juntos o la alternativa de Waingunga: nuestro campa familiar (en agosto), que es un completo de todo lo bueno (aquí todos los detalles)
Hacer algo atrevido que no hayas hecho nunca
Suelta esos músculos, relaja mandíbula, prepárate para echar unas risas y apúntate a un plan que te traiga mariposas al estómago. Y no hablamos de enamorarnos (que también estaría muy bien, oye). Aquí en Waingunga tenemos multitud de actividades aventureras para ponerte a prueba. Unas más suaves, como los paseos en kayac o el tiro con arco, y otras más cañeras, como la escalda. Pero si quieres emociones fuertes, este verano no te pierdas la tirolina de Islantilla, la tirolina urbana más larga de Europa. Un servicio de la Mancomunidad de Islantilla que está organizado por Waingunga.
Dar un largo paseo en la naturaleza
Y cuando decimos naturaleza hablamos de playa y de campo. Nosotros aquí lo practicamos a tope en nuestros campamentos. Tenemos la suerte de estar rodeados de bosque mediterráneo y encima con el frescor que nos trae el Embalse de los Machos. Descubrimos nuevas plantas, animalitos, pajarillos… Un auténtico espectáculo.
Hacer fotos molonas (y mejorar tu técnica)
Hoy en día, ¿quién no tiene un móvil? Y esos cacharros cada vez hacen mejores fotos. O si no, te pillas una cámara “de verdad”. El verano, con la cantidad de horas de luz y la de sitios nuevos a los que vamos, se presenta la ocasión ideal para mejorar nuestra técnica. Haz muchas fotos, lee blogs especializados, algún que otro libro, visita exposiciones… Y si quieres un completo, vente al campa de fotografía de Entreleones Photocamp. Aprenderás mogollón y además disfrutarás de Waingunga.
Hacer yoga

O meditación, o pilates o cualquier deporte suave que te saque de tus casillas por un rato y te ayude a reconectar con la vida, con el presente y con lo que de verdad importa: el aquí y el ahora. ¿Te mola hacerlo en grupo? Nosotros tenemos uno muy especial. El que se organiza en Waingunga cada verano con el Festival de Luz y Alegría. Una semana que te cambia la vida.
Ver amanecer (y atardecer)

Las cosas más sencillas están al alcance de todos, y no tienen precio. Disfruta de lo que te rodea, pégate un madrugón sólo para escuchar la quietud de un amanecer y flipar con sus colores. Si además lo haces en la playa o en el campo, la experiencia te transforma. Y por la tarde, escucha los grillos, alucina con la caída del sol que baja tras el horizonte de una playa o sueña con la luna que aparece en el cielo antes de que oscurezca de verdad. ¿A que te vienen a la cabeza esos tonos rosas y violetas, anaranjados y azules?
Bailar y cantar sin vergüenza alguna

Sube el volumen y molesta a los vecinos (¡a la hora de la siesta no, que es sagrada!). Baila y canta como nunca, desmelénate, apréndete la canción del verano y ensáyala con tus amigos. Hacer el payaso es una manera fantástica de liberar estrés. Aquí lo sabemos muy bien, por eso en nuestros campas no falta un poquito de mover tu cucu.
Comer riquísimo

La comida, ese placer sin igual que nos puede arreglar el día más feote. En verano es una maravilla. Las huertas están a reventar. Verdura y fruta que son auténticos manjares. Platos que nos alegran la vida y nos dejan listos para la aventura: gazpacho, ensaladas fresquitas, pisto o una buena barbacoa. ¡Que no se diga que en Waingunga no lo practicamos!
Hacer crafting

¿Algún proyecto atrasado por culpa del curro? Es el momento de coger por banda aquel bordado abuelil, esa falda que tienes a medio coser, la mantita de crochet para las tardes de otoño que aún está sin terminar. Lo que quieras, pero usa esas manitas y aléjate de la pantalla por un rato. Sienta de lujo tener cositas hechas por uno mismo. Aquí en los campas lo sabemos muy bien y le damos a las manualidades que es un gusto.